Análisis Literario — La Dama Pálida: El Monasterio de Hango

Monasterio en medio del bosque de las montañas nevadas.


Resumen: Hedwige recobra la consciencia en su habitación y pregunta por Grégoriska, sin embargo, este ha partido al monasterio de Hango. 


Sus planes de fuga se vieron frustrados por la repentina muerte de Kostaki.


Durante tres noches, Hedwige tiene sueños extraños en los que ve a Kostaki mirándola fijamente. Al tercer día, el día en que Kostaki debía ser sepultado, Hedwige ve por primera vez a Smérande, quien le ha preparado un vestido negro como de luto para la ocasión. Smérande la besa en la frente y le dice que Kostaki la ama, aunque ahora, estas palabras son el reflejo del amor de ultratumba que el fallecido siente por ella, el amor de un muerto que se le aparece por las noches.


Son tantas las emociones que Hedwige siente durante el entierro de Kostaki que siente que pierde fuerzas, cosa que hace pensar a Smérande que Hedwige estaba enamorada de su hijo muerto. Para darle consuelo, le pide a Grégoriska que sea su traductor y le diga a Hedwige que, ya que llora a su hijo, ahora tiene una patria, una madre, y una familia y que deben ser fuertes para ser dignas de Kostaki, ella como madre y Hedwige como su mujer.


Hedwige no sabe cómo reaccionar y solo deja salir un gemido.


A la noche siguiente y a la hora en la que Kostaki perdió la vida, Hedwige empieza a sentir desconsuelo y que un extraño terror y sueño invencible se apodera de ella. Débil, cae sobre su cama y siente un dolor tan punzante en su cuello que la hace desmayar.


Hedwige recobra la consciencia a medianoche y se apresura en mirarse en un espejo para determinar qué causa el dolor en su cuello. Al ver su reflejo se da cuenta de que tiene una herida como si hubiera sido causada por un alfiler. Agotada, vuelve a su cama y se queda dormida. 


A la mañana siguiente, Hedwige despierta sin fuerzas y se sorprende al notar una peculiar palidez en su rostro. Se siente fatigada durante todo el día y es incapaz de moverse sin sentirse aún más cansada. Al dar las nueve menos cuarto, la hora en la que Kostaki falleció, experimenta los mismos síntomas que la noche anterior, y aunque intenta pedir ayuda no logra llegar a la puerta y cae sobre su cama, sintiendo una punzada en su cuello. El evento se repite durante tres noches seguidas. 


Al cuarto día, Hedwige está decidida a ir a la habitación de Smérande por muy débil que se sintiese, pero justo en ese momento, Grégoriska la visita y Hedwige cae al sillón al no poder mantenerse. Grégoriska la visita con la intención de despedirse de ella, ya que al estar privado de su presencia y amor, irá a refugiarse al monasterio de Hango. Hedwige le aclara que aunque no puedan verse, no está privado de su amor. Grégoriska entonces recobra su esperanza y le pregunta si rezará por su bien. Hedwige le dice que sí, pero que no podrá hacerlo por mucho tiempo. Grégoriska pregunta la razón y repara en la extrema palidez de su amada. 


Hedwige le cuenta lo que le ha estado sucediendo durante los últimos días a las nueve menos cuarto, arriesgando a ser tomada por loca. Sin embargo, Grégoriska cree en cada una de sus palabras, ya que la familia Brankovan es peculiar. Tras examinar él mismo el cuello de Hedwige, Grégoriska sabe lo que le sucede y el porqué. Además, le dice que quizá no logre vivir más de ocho días más si no hace lo que le indica. Hedwige accede a hacer lo que sea necesario para evitar la muerte.


Grégoriska, entonces, le explica que tanto en Polonia como en Rumania hay seres que se alimentan de la sangre de otros y que las víctimas de estos seres mueren al decimoquinto día. Si bien en Polonia, para deshacerse de los vampiros, se les entierra una estaca en el corazón y posteriormente se les quema, en Rumania eso no basta. 


Grégoriska le indica a Hedwige que el primer paso para romper la maldición es que se haga de energías y logre llegar por su cuenta a la capilla, en donde recibirán la bendición nupcial. Una vez casados, volverán a la habitación y esperarán al fantasma juntos. Hedwige le promete que hará todo lo indicado y se despiden.


Dadas las siete de la noche, Hedwige reúne todas sus fuerzas y baja las escaleras y se dirige hacia la capilla, en donde Grégoriska la espera junto al padre Bazile del monasterio de Hango, quien sostiene una espada sagrada que ayudará a romper la maldición que ha caído sobre ella.


El padre Bazile los casa y consagra a Dios, dándoles fuerzas para luchar contra el enemigo del género humano.


Ambos vuelven juntos a la habitación, como lo habían acordado, y antes de que Hedwige se vaya a dormir como siempre lo hace, Grégoriska le pasa un boj bendito para que pueda resistir el ataque del vampiro con ayuda divina y luego se esconde. 


Al dar las nueve menos cuarto, Hedwige siente el mismo entorpecimiento, terror y escalofrío de siempre, pero gracias al boj bendito, la primera sensación se desvanece y es capaz de permanecer consciente y ver el cadáver de Kostaki entrar a su habitación con sus ojos más vivos que nunca. Hedwige se defiende acercándole las ramas benditas y Kostaki retrocede.


Grégoriska sale de su escondite sosteniendo la espada sagrada que el padre Bazile le facilitó y Kostaki le responde con el filo de su sable, aunque no es rival para la hoja de su hermanastro. Al verse en desventaja, Kostaki le pregunta a Grégoriska qué es lo que quiere. Grégoriska hace que Kostaki confiese que él no lo mató, sino que él buscó su propia muerte al lanzarse sobre su espada. 


Kostaki volvió de la muerte con una misión infernal, pero Grégoriska lo obliga a volver a su tumba y permanecer muerto. Kostaki se opone y declara que se llevará a Hedwige con él, pero Grégoriska le dice que Hedwige le pertenece y, acto seguido, le clava la espada sagrada en la herida de muerte y lo obliga a retroceder y regresar a su tumba en el monasterio de Hango. 


Antes de obligarlo a volver a su descanso eterno, Grégoriska le da la oportunidad de encomendarse a Dios, pero Kostaki no se arrepiente de haberse encomendado al poder del infierno. Los dos hermanos cruzan espadas y Grégoriska le clava la espada sagrada a Kostaki, matándolo definitivamente. 


El luchar contra un muerto, sin embargo, tiene su precio, y Grégoriska queda moribundo. En sus últimos momentos, hace que Hedwige se aplique tierra mezclada con la sangre de Kostaki en el cuello para romper la maldición y salvar su vida. Además, le pide que deje las tierras rumanas para que esté a salvo. Antes de dar su último aliento, él y Hedwige se besan.


Al verse en medio de dos muertos, Hedwige pide ayuda y el padre Bazile y otros sacerdotes salen a velar a los muertos en duelo.


Al enterarse de la muerte de sus hijos, Smérande va al monasterio y Hedwige le relata todo lo ocurrido. Smérande escucha atentamente sus palabras y la tranquiliza diciéndole que todo lo que dice es cierto, pues la familia Brankovan está maldita hasta la tercera y cuarta generación porque un antepasado mató a un sacerdote, pero ahora que el linaje se termina con la muerte de Grégoriska y Kostaki, la maldición termina también.


Smérande le pide a Hedwige que tome el dinero que Grégoriska le ha dejado y le promete que cuando ella muera, todo lo que le pertenece le será heredado.


Hedwige deja Rumania y parte a Francia ocho días después, ya nunca más siendo atormentada por Kostaki. Sin embargo, su palidez queda como un eterno recuerdo de haber sido besada por un vampiro.


Estilo: La vida y la muerte son representadas a través del amor de Grégoriska y Kostaki, respectivamente. Kostaki besa a Hedwige por las noches, quitándole vida, siendo su paso al más allá representado por la palidez que deja en ella tras chuparle la sangre. Por otro lado, Grégoriska le devuelve la vida al casarse con ella, pues su amor es liberador y rompe la maldición del amor de ultratumba de Kostaki sobre Hedwige.

El conflicto vuelve a ser representado en el duelo a muerte entre Grégoriska y Kostaki, estando uno de ellos vivo y el otro muerto.


Punto de Vista: Hedwige narra los eventos sobrenaturales que empiezan a sucederle después de la muerte de Kostaki y cómo siente un sueño invencible a la hora de su muerte, solo para descubrir, más tarde, que se vuelve cada vez más pálida.


Tono: Desafiante


Recursos literarios fijos:

  • Temas transversales:
    • Amistad y Enemistad
    • Libertad y Tiranía
  • Símbolos transversales:
    • Castillo
    • Bosque
    • Monasterio
    • Abismo

Recursos literarios mutables:

  • Símbolos:
    • Palidez
    • Espada sagrada
  • Tema del capítulo:
    • Vida y Muerte

Conflicto: Vida vs. Muerte


Elementos temáticos:

  • Vida vs. Muerte:
    • Kostaki consume la vida de Hedwige cada vez que la muerde, condenándola a tener solo quince días de vida desde el momento en que él murió. Su amor, entonces, equivale a la muerte. En contraste, Grégoriska rompe la maldición de Hedwige cuando ella acepta su amor y se unen en matrimonio, pues esto frena a Kostaki de seguir chupando su sangre, pues en vida declaró que la mataría antes de cederla a otro hombre. Sin embargo, como Grégoriska la ha reclamado como suya mientras vive, Hedwige queda libre de la maldición del vampiro. De esta forma, el amor de Grégoriska equivale a la vida.
    • Grégoriska es un representante de la vida y Kostaki de la muerte y se enfrentan a duelo representando cada bando, de la misma forma que representan lo divino y lo infernal.
    • Grégoriska vence a su medio hermano en un duelo y sale sin ningún rasguño. Sin embargo, la muerte se lo lleva junto a Kostaki porque le prometió a su madre que mataría al asesino de su hermano y a su esposa y familia en nombre de la maldición familiar de los Brankovan. Aunque de forma accidental, Grégoriska es el asesino de su hermano y, al no cumplir con la promesa a su madre, la muerte reclama su vida.
  • Amistad y Enemistad:
    • Hedwige trata a Grégoriska de amigo en el sentido de que es su aliado y quien la ayudará a librarse de la maldición que su hermano ha impuesto sobre ella.
    • Grégoriska y Kostaki son enemigos, ya que uno es el representante del cielo y el otro del infierno.
  • Libertad y Tiranía:
    • Así como el contexto histórico en el que se desarrolla la obra involucra la rivalidad entre Rusia y Polonia, la libertad y la tiranía también están representadas por la libertad que ofrece el reino de Dios y la tiranía que impone el reino del infierno. Kostaki quiere llevarse con él a Hedwige y la hace víctima de su voluntad aun estando muerto. En contraste, Grégoriska la libera del amor maldito de su hermano por medio de la ayuda sagrada.

Símbolos:

  • Castillo: Al igual que en el capítulo tres, el castillo sigue estando invadido por un enemigo, pues aunque muerto, Kostaki sigue visitándolo por las noches para besar a Hedwige. La protección que ofrece, simbólicamente, no es suficiente contra el ataque de un vampiro.
  • Bosque: Este símbolo conserva su sentido de peligro y su connotación infernal es más evidente aún, pues Grégoriska lo cruza sosteniendo una espada sagrada. Su poder divino le permite cruzarlo sin montar su caballo y hacerle frente a su hermano, quien ha vuelto de la muerte. Como Kostaki es el amo de los bosques, puede cruzarlos sin necesidad de alguna protección, pero no tiene poder alguno cuando algo sagrado entra en su territorio.
  • Monasterio: Simboliza la casa y el poder de Dios y lo sagrado. Al monasterio no accede ningún ser consagrado al infierno como sucede con el castillo de Brankovan, al que Kostaki entra por haber sido su hogar en vida.
  • Abismo: Simboliza el abismo infernal y su profundidad. Este símbolo cobra más fuerza con en énfasis que se hace a la figura del ángel exterminador para describir a Grégoriska cuando hace que Kostaki vuelve a su tumba, pues hace explícito que Grégoriska es un ángel de la muerte que obliga a su hermano, un vampiro —un ser demoníaco— al volver a las profundidades del abismo tal y como lo hizo Abadón con Satanás.
  • Palidez: Simboliza la pérdida de vida y la muerte. Hedwige se vuelve más y más pálida cada vez que Kostaki la besa por las noches, comunicando que va perdiendo tiempo de vida a medida que la quincena que dura la maldición avanza.
  • Espada Sagrada: La espada es un símbolo de poder y autoridad y, al estar bendecida, adquiere una connotación de autoridad y poder divino. Grégoriska blande esta espada, personaje que en el capítulo primero es comparado con en arcángel Miguel, quien con cuya espada combate a las huestes del infierno. En algunas representaciones, el ángel exterminador también lleva una espada consigo.

Escenarios:

  • Rumania
    • Montes Cárpatos
      • Bosques
        • Castillo de Brankovan
          • Capilla
      • Monasterio de Hango
        • Cementerio

Referencias:

  • Ángel exterminador: Conocido como Abadón o Apolión, el ángel exterminador, de la muerte, o del abismo, es uno de los numerosos príncipes y ángeles de la muerte, entre ellos: Sammael, Kafziel, Kezef, Satán, Suriel, Yehudiam, Miguel, Gabriel, Metatrón, y Azrael.

    En latín, Abadón significa Exterminans (destructor).

    En Apocalipsis 20:1-4, este ángel es mencionado como el que sella a Satanás durante mil años en el abismo:

    Vi además a un ángel que bajaba del cielo con la llave del abismo y una gran cadena en la mano. Sujetó al dragón, a aquella serpiente antigua que es el diablo y Satanás, y lo encadenó por mil años. Lo arrojó al abismo, lo encerró y tapó la salida para que no engañara más a las naciones, hasta que se cumplieran los mil años. Después habrá de ser soltado por algún tiempo.

    En La Dama Pálida, este ángel es referenciado cuando Grégoriska blande su espada contra Kostaki, obligándolo a volver a su tumba. Se debe tener en cuenta que el castillo de Brankovan está justo al lado de un abismo. Por lo tanto, Grégoriska no solo representa al arcángel San Miguel, sino que también al exterminador, ya que es quien obliga a su hermano demoníaco a permanecer en el reino de la muerte y en el abismo.

Presagiador: 

  • Punzada: La herida en el cuello de Hedwige anuncia que detrás de los sucesos que la atormentan hay un vampiro.
  • Mito del Vampiro: 
    • No, no, hablad, Hedwige, os lo suplico. Estamos en un país que no se asemeja a ningún otro país, en una familia que no se asemeja a ninguna otra familia. Decidme, decídmelo todo, os lo encarezco.

      Con estas líneas, Grégoriska anticipa que lo que le pasa a Hedwige se relaciona con un vampiro y con una maldición familiar.

      Rumania es donde el mito del vampiro clásico nace y los Brankovan son una familia directamente relacionada con él.

Personajes:

  • Hedwige: Tan pronto recobra la consciencia luego de haber sucumbido a la mirada relampagueante que el cadáver de Kostaki le lanzó, pregunta por Grégoriska, pero él ha partido camino al monasterio de Hango.

    Al no poder fugarse con su amado como lo habían planeado, Hedwige permanece en el castillo.

    Durante los tres días previos a la sepultura de Kostaki, Hedwige tiene sueños extraños con él y ve su mirada de ultratumba acechándola en ellos y también en vigilia.

    Para la sepultura del fallecido, Hedwige se pone un vestido de luto que Smérande le entrega y, junto a Grégoriska y demás acompañantes, parten rumbo al monasterio de Hango.

    Hedwige siente algo extraño, como si realmente fuese ella la viuda de Kostaki y no la prometida de Grégoriska.

    Al verla tan débil y afectada, Smérande le pide a Grégoriska que sea su traductor y le diga a Hedwige que, ya que llora a Kostaki, a quien ella piensa que amaba, ahora tiene una nueva patria, una nueva madre, y una nueva familia en los Brankovan. Son tantas las emociones que Hedwige siente que no es capaz de articular palabra alguna.

    Al volver al castillo, Hedwige vuelve a su habitación y al dar las ocho menos cuarto, se apodera de ella una sensación de desconsuelo, terror, y estremecimiento paralizante que la lleva a una especie de sueño que se apodera de ella y hace que caiga sobre su cama. Antes de perder completamente la conciencia, le parece escuchar que unos pasos se acercan a su puerta.

    Hedwige vuelve en sí a la medianoche sintiendo dolor en su cuello. Con dificultad, se pone de pie y se mira al espejo solo para descubrir una punzada como hecha por un alfiler en su cuello. Al estar tan cansada, Hedwige vuelve a su cama y se duerme.

    El fenómeno se repite durante tres noches seguidas y a la misma hora y, al sentirse tan extenuada, Hedwige no puede salir de su cuarto durante todo ese tiempo.

    Al cuarto día, Hedwige se propone ir a la estancia junto a Smérande, pero recibe una visita de Grégoriska, quien al no soportar estar privado de su presencia ni de su amor, partirá al monasterio de Hango.

    Hedwige le dice que si bien está privado de su presencia, ella lo ama. Grégoriska le pide que rece por él, pero Hedwige le dice que no cree que pueda hacerlo porque está muriendo. Grégoriska, entonces, repara en su palidez y le pregunta qué es lo que le sucede.

    Hedwige duda en decir la verdad porque piensa que Grégoriska la tomará por loca, pero este le dice que creerá en sus palabras porque están en un país muy diferente a otros y en una familia aún más diferente a las demás.

    Hedwige le relata lo que ha estado experimentando a las nueve menos cuarto durante las últimas noches y Grégoriska le cree cada una de sus palabras, pues entiende que su amada está siendo besada por un vampiro y llevándola a la muerte con su amor, ya que no le quedan más de ocho días de vida.

    Grégoriska le pregunta por los métodos que tienen en Polonia para matar chupasangres, a lo que Hedwige responde que se les clava una estaca en el corazón e incinera. Grégoriska le dice que el mismo método se emplea en Rumania, pero que para ellos —los Brankovan— eso no basta y que deberá seguir sus indicaciones para quitarse la maldición de encima. Grégoriska desea conocer al vampiro y enfrentarlo cuerpo a cuerpo, así que le pide a Hedwige a comprometerse a hacer lo que él le diga para acabar con la pesadilla.

    Hedwige se preocupa por su amado, ya que si el vampiro llega a ser Kostaki, no dudará en matar a su hermano mayor. Grégoriska la calma y le dice que no tema a nada y que a eso de las siete de la noche, venza su debilidad y baje hasta la capilla del castillo, ya que ahí el padre Bazile los esperará para casarlos.

    Hedwige demuestra que tiene voluntad de vivir y logra llegar a la capilla, en donde Grégoriska la espera con una espada sagrada en sus manos. El padre Bazile los casa y los bendice para que tengan las fuerzas necesarias para luchar contra el enemigo del género humano.

    Al volver juntos a la habitación, Grégoriska le entrega a Hedwige una ramita de boj bendito para que se lleve consigo al recostarse y así tener ayuda divina para resistir el ataque del vampiro que la atormenta. Acto seguido, Grégoriska se esconde y ambos esperan a que de las nueve menos cuarto, hora en la que Hedwige siente el entorpecimiento y terror habitual, pero los logra vencer. Al abrir sus ojos, ve el cadáver de Kostaki con su mirada viva.

    Grégoriska sale de su escondite blandiendo la espada bendita, arma con la que doblega a Kostaki y usa como amenaza para que confiese ante Hedwige que él no lo mató, sino que él mismo buscó su muerte al arrojarse contra su espada en una embestida a caballo.

    Luego, Grégoriska obliga a su hermano a volver a su tumba y cómo Kostaki se niega a hacerlo si no lleva a Hedwige con él. Grégoriska le acerca su espada al pecho y lo obliga a retroceder y volver al cementerio en el monasterio de Hango.

    Antes de arrojarlo a su tumba para su eterno descanso, Grégoriska le pide a Kostaki que se arrepienta por haberse consagrado al demonio. Sin embargo, Kostaki se niega y le pide ayuda a Satanás para que lo ayude en el duelo contra Grégoriska, quien invoca la ayuda de Dios. Después de un minuto de pelea (*), Grégoriska atraviesa el pecho de su hermano y acaba con su amenaza, aunque él también muere en el proceso, pues había jurado matar al asesino de su hermano y, si no lo hacía, moriría porque lo juró en nombre de la maldición familiar.

    (*): El tiempo en el cielo y el infierno corre a un ritmo distinto que en el reino humano. El duelo entre ambos hermanos podría haber sido más largo o más corto, pero en el reino de los mortales se percibe como un minuto.

    Hedwige, escucha las últimas palabras de su amado y sigue las instrucciones de aplicarse tierra con sangre de Kostaki mezclada en el cuello para romper su maldición de muerte. Luego, le promete seguir su consejo e irse de Rumania a un lugar lejano, ya que solo la distancia podrá garantizarle vivir en paz. Antes de morir Hedwige besa a Grégoriska.

    Al estar entre dos muertos, Hedwige intenta pedir ayuda, pero los sacerdotes del monasterio salen a tiempo para auxiliarla. Los mismos sacerdotes le avisan a Smérande que Hedwige está en el monasterio junto a los cuerpos sin vida de sus hijos.

    Hedwige le cuenta todo lo acontecido a la princesa Brankovan y, al igual que Grégoriska lo hizo durante el día, le cree cada palabra. Smérande le revela a Hedwige que el linaje de los Brankovan está maldito hasta la tercera y cuarta generación porque un Brankovan mató a un sacerdote, consagrando a la familia al demonio. Como ella es la última Brankovan y el linaje se acaba con la muerte de sus hijos, ya no hay nada que Hedwige pueda temer.

    Smérande le dice a Hedwige que huya del país y que cuando ella muera, le dejará en herencia todo lo que posee.

    Al pasar el tiempo que dura la maldición y sobrevivir los ocho días que le quedaban de vida, Hedwige parte rumbo a Francia. Nunca más es besada por un vampiro, aunque conserva la palidez que este le deja para el resto de su vida.
  • Grégoriska: Es el personaje clave en el capítulo y quien revela todos los misterios relacionados con lo que le sucede a Hedwige.

    Luego de la muerte de Kostaki, sus planes de fuga con Hedwige se frustran y Hedwige pasa varios días encerrada en su habitación. Durante el velorio de su hermano, Grégoriska traduce las palabras de su madre a Hedwige y llega a creer que Hedwige en realidad amaba a Kostaki y no a él. Sus creencias cobran más peso cuando pasan algunos días y no ve a Hedwige, pues ella no ha salido de su habitación. Al sentirse privado de su presencia y afecto, la visita para anunciarle que pasará un tiempo en el monasterio de Hango.

    Hedwige afirma que lo ama y que rogará por él en su viaje, pero que no cree poder hacerlo por mucho tiempo, pues siente que está muriendo. En ese momento, Grégoriska repara en la inusual palidez de Hedwige y le pide que le cuente qué le pasa.

    Tras oír su relato y del extraño suceso que le ocurre a las ocho menos cuarto, Grégoriska sospecha que Kostaki ha vuelto de la muerte como un vampiro que besa a Hedwige para llevársela al más allá con él (*).

    (*): Kostaki declaró en el capítulo tres que si Hedwige no era suya, la mataría. Su amor equivale a la muerte, tal y como se lo dijo Grégoriska a su amada en el mismo capítulo.

    Ahora, Kostaki cobra su palabra al volver como un vampiro y expresarle el amor de un ser de las tinieblas.

    Grégoriska le dice a Hedwige que si bien a los vampiros se les mata clavándoles una estaca en el corazón e incinerándolos, los Brankovan adoptan otras medidas, ya que el vampiro a los que se han enfrentado antes no son cualquiera (*).

    (*): Los Brankovan están malditos porque un ancestro mató a un sacerdote y consagró el linaje a Satanás. Por lo tanto, cuando un Brankovan muere no se convierte en un vampiro tradicional, sino que en uno al que debe matársele con una reliquia sagrada.

    Grégoriska le pide a Hedwige que siga sus instrucciones si es que quiere sobrevivir al amor de Kostaki. Para poder evitar que su hermano siga besándola, primero deberá vencer el letargo que la invade al caer la noche y bajar hasta la capilla del castillo. Lo segundo que deberá hacer, es casarse con él en nombre de Dios (*).

    (*): Hedwige debe demostrar primero que tiene voluntad de vivir, es decir, que aún es parte del reino de los vivos. Después, al pertenecerle a Grégoriska bajo un voto divino, Kostaki ya no tiene poder sobre ella, pues sería de Grégoriska antes de que Kostaki logre matarla en los quince días que dura su maldición. El casamiento rompería la maldición de muerte de Hedwige, ya que el amor de Grégoriska significa vida y la libera del amor fatal de Kostaki.

    Hedwige y Grégoriska son casados por el padre Bazile y bendecidos, además, para que tengan las fuerzas divinas para hacerle frente al vampiro consagrado al infierno, el enemigo del género humano.

    Grégoriska vuelve junto a Hedwige al castillo y entran juntos a la habitación. Grégoriska lleva todos los elementos sagrados que les ayudarán a vencer al vampiro, dentro de ellos un boj bendito que le pasa a Hedwige para que lo lleve mientras está recostada en su cama, y la espada sagrada que le facilitó el padre Bazile.

    Al sonar las nueve menos cuarto, Grégoriska ve que el vampiro es, en efecto, Kostaki y, al no tener él más el poder de morder a Hedwige, Grégoriska lo enfrenta usando su espada bendita.

    Grégoriska quiere que Hedwige sepa que él no mató a su hermano, sino que fue algo que tanto él como Kostaki no previeron (*).

    (*): De acuerdo al diálogo entre ambos hermanos, se deduce lo siguiente:
    • Kostaki había ido al encuentro de su hermano con el fin de quitarle la vida a causa de los celos que sentía porque el corazón de Hedwige no era suyo. 
    • Grégoriska al verse perseguido por alguien, mantuvo su arma en alto. Kostaki no previó que Grégoriska llevaría su arma consigo y cuando lo embistió, acabó con la cuchilla de su rifle enterrada en su pecho, perdiendo la vida en el acto.
  • Grégoriska le pide a Kostaki que vuelva a su descanso eterno, pero Kostaki insiste en que no volverá a la muerte sin llevarse a Hedwige. Como no quiere volver a su tumba por las buenas, Grégoriska lo obliga a hacerlo él mismo al acercarle el filo de la espada sagrada y hacerlo retroceder hasta su tumba, en el monasterio de Hango.

    Antes de llevar a Kostaki a su eterno descanso, Grégoriska le da la oportunidad de arrepentirse por haberse consagrado a Satanás y de poder salvar su alma consagrándose a Dios. Sin embargo, Kostaki rechaza la oferta e invoca el poder de su amo para luchar contra su hermano. Grégoriska invoca el poder de Dios y ambos se enfrentan en un duelo a muerte.

    Grégoriska sale victorioso, pero al haberse enfrentado con la muerte, esta lo reclama (*).

    (*): Hay dos razones por las cuales Grégoriska pierde la vida, pese a no haber sufrido una herida mortal:
    • La primera es porque juró a su madre, bajo la maldición familiar, que mataría al asesino de su hermano y a su familia. Aunque de forma involuntaria, Grégoriska es el asesino de Kostaki y, al no matarse él mismo, la maldición familiar se encarga de tomar su vida y llevárselo junto a su hermano al más allá.
    • La segunda razón es simbólica, ya que Grégoriska es la representación figurativa del ángel exterminador, el que también es descrito como el ángel de la muerte en la Biblia.

      El ángel exterminador habita el abismo y es quien selló a Satanás durante mil años en él, de la misma forma que los Brankovan habitan en un bosque que da hacia un abismo y Grégoriska castiga a su hermano Kostaki, por ser un seguidor de Satanás.

      Además, el ángel de la muerte pertenece al reino de la muerte, por lo cual no puede dejar ese reino.
  • Antes de morir, Grégoriska le dice a Hedwige que se aplique en el cuello una mezcla de la sangre de Kostaki con la tierra en la que yace muerto para romper la maldición por completo. Luego, le dice que escape de Rumania, ya que solo la distancia le garantizará la supervivencia. Acto seguido, le pide un beso (*) y fallece en brazos de Hedwige.

    (*): Este beso es otro símbolo, pues es el beso de la muerte. Grégoriska descansa en paz al ser besado por Hedwige.
  • Kostaki: Atormenta a Hedwige en visiones durante tres días después de su muerte y, luego, en visitas nocturnas a las ocho menos cuarto, hora a la cual entra en la habitación de la mujer a quien reclamó como suya y de nadie más en vida y que mataría antes de entregarla a otro hombre.

    A la séptima noche, Kostaki no logra morder a Hedwige porque no ha logrado matarla antes de entregársela a otro hombre y porque ahora ella cuenta con protección divina.

    Grégoriska le hace frente con una espada sagrada, arma frente a la cual es débil por ser un no muerto consagrado al poder de Satanás. Kostaki acaba admitiendo que Grégoriska no lo mató, sino que fue un accidente, ya que al embestir contra él, acabó estrellándose y clavándose la cuchilla del rifle de Grégoriska en el pecho, muriendo inmediatamente.

    Kostaki se niega a volver a su tumba sin Hedwige, pero no puede oponerse ante el mandato de Grégoriska, quien usando su reliquia sagrada, lo obliga a retroceder paso a paso hasta su tumba, en el monasterio de Hango.

    Grégoriska le da la última oportunidad de renunciar a Satanás y consagrarse a Dios, pero Kostaki no tiene intención de redimir su alma. Tras invocar la ayuda de Satanás, se enfrenta en un duelo contra Grégoriska, quien ha invocado la ayuda de Dios. Kostaki pierde ante su hermano y el poder sagrado y cae muerto en un descanso eterno en el infierno.
  • Smérande: Los sacerdotes del monasterio de Hango le avisan que Grégoriska ha muerto en duelo y que Hedwige se encuentra en el lugar, así que parte en seguida a buscarla y preguntarle qué ha sucedido.

    Cuando Hedwige termina de contarle todo lo que ha pasado, Smérande le dice que le cree y que sabe que es cierto, pues los Brankovan son un linaje maldito porque un antepasado mató a un sacerdote, consagrando de tres a cuatro generaciones a Satanás. Los Brankovan se convierten en vampiros al morir y solo la consagración al poder de Dios puede salvarlos.

    Al romperse la maldición de Hedwige, le dice que siga el consejo de Grégoriska y que se vaya de Rumania y busque un lugar donde Dios no permita que sucedan las cosas que ha visto y vivido. Además, le dice a Hedwige que le heredará todo lo que posee cuando muera.
  • Padre Bazile: Al igual que los Brankovan, sabe de la maldición familiar y ayuda a Grégoriska y a Hedwige a romperla. Le facilita a Grégoriska una espada sagrada y bendecida y lo une a él y a Hedwige en matrimonio para, posteriormente, bendecirlos en su lucha contra Kostaki.

Referencia:

  • Davidson, G. (1994). Dictionary of angels. The Free Press. NY, USA.

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